(Evanäscente)
Una mesa de plástico,
dos cervezas y un platillo de olivas,
cualquier promesa sirve
a la imaginación para olvidarse
del rigor temporal y columpiarse
en las lianas flexibles del pasado,
te hago bajar del aire y la sombrilla
aletea nerviosa, una noticia
se arrastra por el suelo incendiado de octubre,
es oro falso pero al retablo luce igual,
vas a hablar conmigo lejos
de tu escenario, sin las interrupciones
del asistente alado, aquí se emplean
sólo servilletas de papel, no usamos grabadora
ni tomamos notas, siempre hay gorriones vigilando
porque cualquier migaja sirve
para aplacar el hambre, tú lo sabes bien,
somos tus criaturas, pero nadie
tiene el alimento asegurado.
(El redactor jefe de La Biblia
usa gafas de edad para leer).
Te propongo un silencio, sólo un guiño
como homenaje al perro verde
que ha subido a buscar en la colina
su gran silencio.
Como siempre empezaré mirándote a los ojos
para que entiendas la pregunta:
cómo, cuándo y para qué, ya sabes.
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