Especular,
miro por la rendija de la puerta
e imagino lo que puedo ver,
no hay luz al otro lado
por lo que son imprevisibles
las ocurrencias de la imaginación,
recurro al verso libre y hago
que el hilo de la telaraña una puntos lejanos,
lo real con lo presunto, la gracia con la frivolidad,
no creo en el azar
por tanto eso que me ocurre cuando miro
por la rendija de la puerta
es lo que les puede suceder
a los que vuelven inquietos la cabeza
con el miedo inconfesable a la condena
que convirtió en cristal de sal a la mujer de Lot,
-y a través de ese prisma especulamos-.
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