Sigo el rastro aéreo de los cuervos,
ellos, con su conversación,
jalonan de pausa las subidas,
todo está en cuesta aquí y se me cansa
el dolor, gravita sobre mi vejez
el asma de las piernas,
no hay respiración que agote
la gran cascada de argumentos
a favor de volver, de regresar al humo
y rescatar de entre los pergaminos
el rumor de torrente que debiera
acompañar a una partida de ajedrez
con el rey sabio,
mientras se cultivan las palabras
que han de florecer en las cantigas.
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