Los primeros pasos
se dan siempre en la hierba o en el monte,
los primeros pasos se acomodan a necesidad
y no buscan llegar sino emprender un viaje
hacia el conocimiento,
se emplea mucho el verbo para los comienzos,
un exceso de nombres o adjetivos
es como un gran ejército, vistoso en los desfiles
pero difícil de gobernar en la batalla,
puede lastrar la alforja de los usos
imprescindibles y directos
para alcanzar distancias sin fatiga,
(lo que sin serlo llamamos creación
o comprensión de espacios),
se sabe poco, las más profundas convicciones
se heredan como ajuar en la desnuda infancia,
nunca como resultado de un esfuerzo peleón o voluntario,
boca abierta, resuello irregular,
mirada suplicante en busca
de una emoción reconocible, aunque no familiar,
luego los pasos
dependerán más del calzado o del estado del camino
que del deseo de llegar (por desgracia la proa ya conoce
lo que la popa acaso nunca llegue a imaginar).
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