Ilumínate,
que llegue por el este el vuelo de la mansedumbre,
paz sin lindes ni peajes, hay otra temporalidad,
la que contiene en sí todos los pasos
del sol y de la sombra, día y noche
al lado de ese ardor o pálpito
que te concierne y no te atonta
con el repique del tambor o el flambear de las banderas,
escucharás sólo el sonido
del viento acariciándote la frente,
ilumínate,
que tus vértebras lleguen a sentir la savia
que aportan las raíces.
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