Tomo de ese lugar elemental
alguna muestra que deposito en un estuche de madera,
como en los años escolares
en los que la vida era un insecto
clavado al alfiler de la impaciencia,
ahora sin embargo presume de saberlo todo,
se percibe a distancia la humedad, aún queda nieve
en las aceras,
y cualquier teoría resbalaría en ellas, por eso
la pregunta y la respuesta se confunden
en el lagrimal del portaobjetos,
una especulación con musgo que ni el verano
tan débil por aquí va a poder secar antes que lleguen
las lluvias del otoño y todo se convierta
en lodo y confusión.
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