Los dolores antiguos viajan lejos,
ese gesto sobreentendido de la luz tapando
castamente los riesgos de la descompostura
es un reducto de armonía, como si el mal tuviera
que retroceder ante el decoro,
(pero no siempre es así),
nada comparable al poder homeopático del miedo
para que todo vuelva a la ataraxia original,
por más que la realidad siga empeñada
en la pasión y el desequilibrio.
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