Todo mi esfuerzo
para aislarme de ruidos
y escuchar al autillo goteando en medio de la noche,
a esta hora hasta los ríos duermen
pero sus sueños son sonoros,
yo procuro convivir con el bochorno nocturno
y remojarme con esa voz en off que apenas
es un recuerdo de frescura, pero alcanza
umbrales de ataraxia vegetal, la misma
que cambia el signo de las estaciones
confundiendo frío con calor,
sigo con los ojos
cerrados esperando a que las horas negras
vayan cayendo en orden
como si fueran los versos de un poema.
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