domingo, 16 de abril de 2023

Nada tan fatigosamente eterno como un escarabajo muerto, su perfección formal excluye el latigazo eléctrico con que la vida se reivindica como algo superior, por eso su relieve permanece en la arenisca a pesar del ensañamiento de la arena y del siroco

 




Es sólo un insecto revestido de ceremonial,

topacios y limaduras de esmeralda, todo

caparazón y fuego fatuo pronunciándose 

                             contra la muerte corporal,

en esa actitud se le sorprende, va en progreso

como una sombra hacia el crepúsculo, busca

acaso una manera de lucir huyendo

de su mitología y convertirse en simple adorno,

nada valioso en sí, apenas bisutería religiosa,

y esa vida breve condenada a la quietud

él la investirá de una eternidad embalsamada

y la dejará sobre la arena ardiente como un precipitado 

                                                                          de si mismo,

después de hervir en llanto por un final tan engañoso.

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