jueves, 6 de abril de 2023

Lo desconcertante de la música barroca no es tanto la opulencia como el asedio del sonido a unos sentidos indefensos que miran, tocan, huelen, saborean, pero son incapaces de escuchar el tableteo de una diluvio que parece que nunca va a parar

 



Eso

que percibimos como migración es sólo

vuelo imantado hacia el calor, se deja

la tibieza invernal de la rutina

por la promesa ingrata de unos hielos a punto de fundir

y el parpadeo de las hojas verdes en los árboles desnudos,

después se atenderá la artesanía de acarrear ramas y barro

para que el miedo se transforme en nido

y la soledad en descendencia,

así se garantiza la continuidad y el tiempo

repetirá los ciclos como un ciego bolero de Ravel.

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