Después de mucho tiempo
vuelve a haber charcos en la calle,
y aunque nadie los use como espejo
es consolador tener el cielo tan al alcance de los ojos
ahora que caminamos cabizbajos,
nosotros dos formando una asfixiada multitud,
vamos buscando ese lugar que no aparece
entre los puntos cardinales ni refleja
la aspiración común de los colores
por silenciar la voz de lo absoluto.
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