jueves, 8 de junio de 2023

Van engordando poco a poco las rayas blancas que los aviones dejan, son como las cuchilladas de Fontana dadas con hoja de afeitar sobre un papel de alto gramaje, no hay disputa, ni sangre, ni dolor, las nubes se apartaron dejando un cielo de proporciones escolares y aún así nos parece poco tanto azul

 





En junio acudo a ver esta floración,

la pujanza de la orquídea aldeana en las escobas,

zapatitos de una infancia afligida, aunque empeñada en júbilo,

regreso aquí, al cárstico endulzado por la cal, subo

con mis agitadas emociones al escenario vegetal y veo

todo un reino en armas a mis pies, contemplo

la dispersión de los rebaños por el pasto verde 

y aprendo a distinguir entre dulía y libertad,

es libre quien acepta sin rencor los límites de su naturaleza,

las aves en el cielo, el ciervo en el brezal, el arco iris

de la trucha en el montaraz arroyo, 

no así el perro que ladra en un lenguaje délfico

sometido al dogal de la traducción,

o la infección de las esquilas rayando de amarillo 

el verde de los prados,

vengo a buscar el aleteo de una cabellera,

la belleza hirsuta de una crin, el tibio olor a estiércol

mezclado con el perfume de las setas o el rezongar de las colmenas

antes de que la esfera del reloj se convierta en tijera

y divida el día en horas o ponga bisagras a los años.

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