volad conmigo, avioncitos de papel, como si fuerais voluntades
prestadas a un demonio, la nada no promete, simplemente roba,
descorre la cortina tras el apagón y ¡zas!, no hay nada, nada, nada
La soledad de la contemplación
cuando se mira todo y la nada está sobre tus hombros,
pasas revista sin usar los números, divisas
hasta más allá de lo posible, acaso el árbol
no cuente porque también él forma parte
de los antecedentes del vacío original
lleno ahora de adherencias, flores, piedras
extranjeras de colección, arbustos en maceta,
sangre de generaciones largas de geranios,
usas la técnica sutil de ojos cerrados,
la memoria gotea con parsimonia de resina
algo que huele a cementerio pero que es inmortal,
esos peldaños acaso no quieras bajarlos
porque el regreso es cuesta arriba
y has de hacerlo sin agua.
elegirás el lado gris, por el calor, el lado de la sombra.
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