Ahí sigue flotando
esa imagen borrosa, ella inclinada
sobre el fuego de la hornilla con las tenazas en la mano
y un brillo amarillento asomando por la raya de los ojos
que tratan de librarse del escozor del humo
y del acoso de un recuerdo que siempre va de luto,
ella no habla nunca, pero aún así
no puedo imaginar un tono oscuro para su voz.
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