Llega hasta aquí un aire lento,
es temprano todavía y trae frescor de hondura,
suena como entre paredes sin nada que le ponga límite,
pozo imaginario, al fondo el medallón de plata móvil,
viene un aire lento y trae sonido de contra pared,
la melodía es triste con curvatura de sandía,
es navegable y se parece a una nave vikinga, roja
con caparazón a rayas, rojo con salpicaduras su velamen,
baja por el río, pero él sabe que no es el viento quien la impulsa,
conoce bien esos andares de bailarina persa, trae
una cabeza en la bandeja y abandona el cuerpo dolorido
sobre el mármol sin iluminar de la prisión,
ganar al terciopelo, compensar los brocados
con el bermellón subido de la sangre, todo
arterias y esplendor pegajoso como esperando
un diagnóstico de proximidad con muerte ya a las puertas.
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