Lucirá el sol por el lado oeste,
al otro lado la elegancia simbólica del negro
seducirá a las nubes, el trueno rodará continuo
igual que una blasfemia que desborda
el lenguaje colérico de dios, no llueve,
ni siquiera refresca, el aire huele a respiración
mezclada con azufre,
la promesa del agua se quedará a las puertas
de nuestro paraíso, sorbida por la sed insobornable
del barro que se seca en los embalses.
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