miércoles, 7 de junio de 2023

Me sorprendí pensando en esa forma yanqui de narrar, lo mecanicista de ir señalando a golpes secos, en frases cortas lo que es obvio; y traté de consolarme con eso de por qué ha de ser mejor ese enfermizo pestañeo que nuestras elipsis y retóricas, que hablan también de lo evidente, pero asomándose al umbral, sin voluntad de entrar en más detalles

 




Suena tan mal como un encargo, 

lo real se enrosca sobre sí mismo y necesita

que alguien lo relate o desenrolle, lo mismo que una alfombra,


suele ocurrir que el aire en cada latitud se escore

                                             hacia arrecifes ásperos

haciendo peligrar la travesía de lo que simplemente es una vela 

                                                                         inflada por el viento,

en los lugares alejados del ecuador cualquier frescor es bienvenido,


y el alma se serena con músicas rituales,

no con el latigazo de las olas contra el espinazo del dragón,

a pesar de la cera en los oídos seguimos escuchando los cantos de sirena,


en cambio allá se niega cualquier mitología

salvo la que crea la palabra

que llama a las sirenas peces gordos cebados con leyendas.


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