sábado, 7 de octubre de 2023

Ahora, cuando pienso en aquel desasosiego, percibo como físicas las emociones, una inflamación, o como materiales las ideas que a diario teníamos que manejar en clase, la raíz subterránea del latín, el agobio de la religión como un tubérculo que no dejaba de crecer, o los pecados como cantos rodados en el fondo de un río trasparente al que a pesar de todo siempre querías regresar para bañarte

 




Llega antes la noche,

se apresura el descanso -o el dolor-, parece

que todo quiere de pronto y a la vez asomarse al abismo,

qué atracción nos hace perder la compostura 

a esta hora tardía cuando predomina la quietud,

abajo hay un silencio borboteante, hierve

la luz caída, todo el día echado por el sumidero,

-a esta hora los árboles aumentan de tamaño-,

miras cómo anochece, te pones de rodillas,

algo semisagrado cuelga ahí, los harapos del día, 

la sensación de acomodarse para morir a gusto

y esperar que la vida

quiera regresar por la mañana.

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