Llega antes la noche,
se apresura el descanso -o el dolor-, parece
que todo quiere de pronto y a la vez asomarse al abismo,
qué atracción nos hace perder la compostura
a esta hora tardía cuando predomina la quietud,
abajo hay un silencio borboteante, hierve
la luz caída, todo el día echado por el sumidero,
-a esta hora los árboles aumentan de tamaño-,
miras cómo anochece, te pones de rodillas,
algo semisagrado cuelga ahí, los harapos del día,
la sensación de acomodarse para morir a gusto
y esperar que la vida
quiera regresar por la mañana.
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