domingo, 29 de octubre de 2023

Llamó a la puerta el vendedor de enciclopedias, en realidad sólo llevaba unos enormes mamotretos encuadernados en cuero de cabra, cuatro biblias con canto rojo y dos bañadas en pan de oro como los crepúsculos de julio; saludaba así: la paz de dios y luego preguntaba sangre u oro y se quedaba mirándote a los ojos con su sagrada impertinencia

 




Le preguntó

qué pintas cuando ya no hay luz,

el deseo, 

para él no hay colores que necesiten iluminación, 

se te sube a los hombros como si fuera una bufanda, 

te estrangula suavemente y dice:

piensa en negro, parpadea, en esa oscuridad me haré presente

y cumpliré mi papel de tentación,

me enroscaré en el árbol de las manzanas sabias

y te invitaré a morder, un solo pensamiento

te hará sentirte dios, aunque más tarde

acaso te remuerda la conciencia

que hace tiempo alquilaste en esa tienda de antiguallas

especializada en biblias.

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