Le preguntó
qué pintas cuando ya no hay luz,
el deseo,
para él no hay colores que necesiten iluminación,
se te sube a los hombros como si fuera una bufanda,
te estrangula suavemente y dice:
piensa en negro, parpadea, en esa oscuridad me haré presente
y cumpliré mi papel de tentación,
me enroscaré en el árbol de las manzanas sabias
y te invitaré a morder, un solo pensamiento
te hará sentirte dios, aunque más tarde
acaso te remuerda la conciencia
que hace tiempo alquilaste en esa tienda de antiguallas
especializada en biblias.
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