Ella nos conduce
por la senda délfica del alambique,
con ella de la mano descendemos a la gran barriga
donde hierven la confusión y el acertijo,
qué quieres saber, qué nube blanca se antepone a tus ojos,
el caballo alado te hará volar, él sólo tensa
los tendones de la imaginación y eleva
tus íntimos vapores, te destila y enfría
hasta el espiritual estado líquido de la ebriedad,
te dirán que el misterio es alcohol incendiado
y que su llama
te iluminará el camino de regreso, ya divinizado
y más humano que cuando acudiste a preguntar,
ahora sabes
que cualquier duda es un peldaño
para alcanzar la cumbre a donde Sísifo
ha empujado su piedra que sin tregua
se irá rodando cuesta abajo.
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