Se ha reído el conserje
y ha señalado la escalera,
en el hall hace calor, se nota
el olor a productos de limpieza
sobre una sensación de suciedad,
sigue resonando el tren en tu cabeza
mientras el sueño flota sobre tu cansancio
como un buitre ahíto de carroña,
esa luz amarilla, la pantalla
de falso pergamino
y el teléfono
de disco
te hacen retroceder algunas décadas,
ojalá fuera posible alterar el destino
y verse libre de este mono naranja
que te identifica como prisionero,
aunque es hermosa la cicatriz
que ha dejado en tu piel
el espolón de la memoria.
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