domingo, 15 de octubre de 2023

Se pellizcaba las mejillas con los dedos coloreados de pimentón, así armaba la aurora artificial en las madrugadas del invierno; el truco lo encontró en un libro que hablaba de san Lucas, que a su vez lo había traducido de los textos griegos con que ensayaba su retórica para convertir a los paganos

 




Es eso, sí,

eso que pasa y queda, 

la lentitud en el paisaje, las luces que se enredan

en las ramas desnudas de los árboles,

el escozor del tiempo ya sin voz, o las heladas

unificando el mal color de los días enfermos,

encender la chimenea, calentarse 

con el olor del humo,

se han reducido a cifras los intentos

de comprender, días y meses prosperando

desde el poder de la raíz, 

y ahora ahogándonos a todos con su elemental misterio,

no es la estación, ni la continuidad, ni las ausencias,

es algo histórico que vuelve pertinaz y deja entre nosotros

el desasosiego de lo eterno.

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