(Himno VII, A Dioniso. Himnos homéricos, Ed. Gredos)
Cómo ese ruido a cacerola de aluminio
y su fulgor sumiso al estropajo
pueden hacer que flote, que levite sin peso
la cotidiana euforia
y acabe convertida en arrebato místico,
café con marihuana, dicen, luces
del neón primigenio entre los dedos trémulos del santo,
locuaz intermitencia en el abdomen en celo
de una saturnal luciérnaga,
cómo rimar la incandescencia fría de la meditación
con ese fuego fatuo de la enfermedad
cuando coincide en la pared la imagen de algún dios menor
con el fray Juan de la cocina, su síndrome colgando
de un destello oscuro de la divinidad.
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