Lo que más a mano tengo
es el amor por las palabras, a pesar de mi mudez
escribo, las empleo como bastón, me apoyo en ellas,
las cosas no, con ellas es distinto,
las contemplo sin armazón, antes de sumergirlas
en le fluido que les dotará de nombre,
así desnudas muestran su ambición:
sobreponerse a la tachadura, nadie se atreverá a poner en duda
su derecho a bautismo, serán la diana y el dardo,
el idioma las mirará con devoción, les echará su aliento,
siempre será mejor la cosa que su nombre,
pero al nombrarlas las dotamos de relieve individual,
ese que hace que la luz se acerque a ellas
en visita privada.
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