sábado, 25 de noviembre de 2023

La araña del dolor camina, muchas patas la llevan, corre y salta con el contento del depredador, estudia gestos, apariencias frías, componendas que el temor esparce por doquier para distraer la caza; cómo se ama ahora todo eso que está en riesgo, la debilidad del pobre, el que no tiene ni derecho a tener miedo porque el miedo presupone algo de valor; queda el hilo de seda que ha dejado inmóvil a la presa, queda su desesperación girándole en los ojos como los satélites esclavos de un sol mayor y caprichoso

 




Madre,

apúrate, ya vamos 

muy ajustados de tiempo,

tú lo miras todo desde tu dosel,

no sabes valorar esta demora,

alguien ha borrado los minutos en tu contador,

tan sólo crecen horas en tus macetas, tus geranios

de sangre, tu dolor de espinas,

pero siéntate y respira,

bebe un poco de agua, mira esta jarrita de cerámica,

los óxidos cocidos a mil grados reproducen

tu corazón de esmalte, el arco iris vitrificado que resume

siglos de manantial,

no hay dios que iguale tanta belleza,

un agua para morir, un sorbo de vida eterna ahora

que casi todo parece consumado y las campanas

empiezan a tocar a muerto.

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