Anochece y queda
una sombra encarnada como atestiguando la rebeldía de la luz,
si alguien mirase con sabiduría y sin pasión acaso viera
el color de la sangre, los dedos con efecto
La Tour enmascarando llama,
alza esa lámpara despacio susurrando el acostumbrado sortilegio
que se aplica con pena a lo difunto,
se alejará de ti,
caerá definitiva y firme la noche que esperabas
y podrás dormir de espaldas al oeste
como hacen los que alquilan por unas pocas horas
su desvelada incandescencia a un sol artificial
que se somete mansamente a las fluctuaciones del mercado.
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