jueves, 16 de noviembre de 2023

Pensaba en la aventura de Sierra Morena; no recordaba si Cervantes precisaba la estación, de ser invierno cómo entretendría sus desvelos, con qué luz pondría en fuga sus demonios o a qué dedicaría la alborada, cuando despierta el monte y cualquier sonido es aceptado como señal de vida, frente a los salidos de la oscuridad que siempre se perciben como amenaza; ¿se sabe si al amanecer había rocío?

 




Anochece y queda

una sombra encarnada como atestiguando la rebeldía de la luz, 

si alguien mirase con sabiduría y sin pasión acaso viera

el color de la sangre, los dedos con efecto

La Tour enmascarando llama,

alza esa lámpara despacio susurrando el acostumbrado sortilegio 

que se aplica con pena a lo difunto,

se alejará de ti, 

caerá definitiva y firme la noche que esperabas

y podrás dormir de espaldas al oeste

como hacen los que alquilan por unas pocas horas

su desvelada incandescencia a un sol artificial

que se somete mansamente a las fluctuaciones del mercado.

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