Acaso el número te haga desistir,
el número infinito, ese brote de espino
que se adentra en el aire con ademanes de director de orquesta,
la matemática es abismo
y si te asomas nunca volverás a ver cosas exentas
del artificio numeral, el dedo apunta y dice
uno, dos, setenta y ocho y se detiene,
no es que no quiera seguir, es que se queda
mirándose a si mismo, sabe contar, expulsa número
como un volcán ceniza, sus burbujas ascienden
con eficacia colectiva, sucesión o cadena,
se miran en el mismo espejo y entrechocan
una sola copa que todo lo reduce a la unidad.
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