Al final de la página dejó escrito:
"todo este vidrio mental", sus manos no se ven,
mantienen la tensión de la escritura, luchan
contra el espesor de la costumbre
como si esperaran conseguir una victoria sobre el cielo,
para qué un cerebro de materia blanda si la realidad es dura,
no será mejor triturar el vidrio de la tradición?
aquí estuvo mucho tiempo pero apenas echó raíces,
tuvo miedo de crecer, para eso es necesario hacerse un sitio
suficiente entre espinas,
aún se le recuerda envuelta en lana en el verano,
el reverbero del sudor y los temblores de la voz con fiebre
cuando hacía la salutación a los gorriones
desde la baranda del balcón.
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