sábado, 9 de septiembre de 2023

Un castaño joven, se le sacrifica en láminas flexibles, se le deja llorar pero sin lágrima, únicamente para liberar la savia hostil y reducirle a mansedumbre; se convertirá en culo de cesto para llenarse de castañas y completar el ciclo de la dispersión

 




Se oyó decir: la templanza es una tregua amarga, 

se hace en tiempos de abundancia

para dejar en simple aviso las amenazas de la edad,

mira esa lámina renacentista:

los ojos duermen con los párpados abiertos

y un rumor discontinuo sale de ellos

como las líneas analógicas de una definición,

se dice sin necesidad de parlamento lo que se ha de mirar

y a qué distancia han de proyectarse los esfuerzos

recientemente descubiertos de la perspectiva,

sabemos que a toda forma bella se le debe un reconocimiento

pero la mirada se ha de reservar para el prodigio,

para aquello que sin renunciar al ruido de la muchedumbre

prospera sólo en el silencio.

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