La vida es el relato
del avance del virus, la culminación de su periplo
dentro de nuestros límites,
hasta aquí se llega, dices, y se desata el nudo,
luego piensas: y para qué soltarlo
si el nudo es conjunción, no tregua,
más allá que cada cuerda mida la distancia,
lo que pueda abarcar el pensamiento suspendido
como luna de invierno,
das miedo ahí, colgado entre la brisa yerta
y la trasparencia del cristal, enfermo de lenguaje
practicado a solas, pensando en algo
que le dirás al enfermero cuando empuje la camilla
hasta la orilla irrenunciable.
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