Algo debió decirle a Edipo
la luz aquella, la que estuvo a punto de anidar
-huevo de cuco- en sus confiadas cuencas
antes de la última tormenta de color, las formas
asomándose al balcón con ánimo suicida,
"el fiero cielo oscuro de febrero"
amenazando con agujas a unos globos colgados en el aire:
se hará de noche y las grajillas
suplirán con ventaja a las pavesas
del permanente incendio que consume la realidad
y tú estarás a salvo en el regazo de la memoria
excluido de la circulación y de cualquier forma de lujuria.
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