(durante muchos años fue Revista Comarcal, ahora,
con metástasis, decide recluirse, sin una medicina que le de confianza)
En tierras altas fue reguero,
no arroyo montaraz ni río de abundancia,
tuvo vigencia en tiempo seco, dispersó rocío por los valles,
amamantó y acaso hasta redujo seculares hambres,
-suele ser difícil amoldarse a los paisajes de la niebla
cubiertos de crespón y con ribetes de guadamecíes amarillos-,
fue la voz de una memoria correosa, el gregoriano
popular de lo difunto, algo que ya a nadie interesa,
suena a molde vacío, a alfarería sin alfar,
cuando se agote el manantial apenas quedará el barro amarillo
con huellas muy profundas de las vacas que se acercaban a beber,
y la sed, siempre quedará la sed.
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