viernes, 8 de septiembre de 2023

Los días impares estaban asignados a la zona oeste, a saber por qué, tal vez acogiéndose a la caída condición de los habitantes de esta antigua región minera que añadía a sus resignados hábitos ese color esclavo de las escombreras que ennegrece el aire y apenas deja libertad para disfrutar con el paisaje

 





Más que fruta vende voz

la furgoneta del frutero, su megáfono

remedia la dependencia de homilías de la zona rural

o la escasez de curas que se encaramen en los púlpitos,

pregona barrio a barrio la perfección formal

de unas piezas insípidas impropiamente conocidas

por nombres no fijados en el antifonario,

lo redondo es de dios, proclama, al igual que lo oblongo

                                                                        y lo alargado,

una explicación: el aire sintético se obtiene por mímesis

en los pulmones blancos de los invernaderos,

nada material los alimenta, la sesiones de música

reducen a proporciones mínimas los grados

                                        de impertinencia y acidez,

si aparece la angustia habrá de ser tomada

como un peldaño más hacia la gracia,

al dar el primer paso sonarán las trompetas

y lloverán manzanas sobre el azufre perfumado

                                                       del apocalipsis,

tan sólo unas monedas os separan 

de la unidad que anuncian los mercados.

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